Ayer hablando con un cliente , sobre la era que estamos viviendo llena de cambios e incertidumbres a las que nos enfrentamos, la necesidad de poner en marcha cuando antes estrategias que nos hagan salir de este estado que a veces parece que estamos dormidos, comentando el panorama actual, la urgencia de gestionar los cambios en las organizaciones con profesionalidad para obtener un resultado positivo, surgió la respuesta bueno o malo, y respondimos … ya se verá.

Así que me recordó esta historia que me contó @Carmen_Caillot hace años.  

Un granjero vivía en una pequeña y pobre aldea. Sus vecinos le consideraban afortunado porque tenía un caballo con el que podía arar su campo. Un día el caballo se escapó a las montañas. Al enterarse los vecinos acudieron a consolar al granjero por su pérdida. “Qué mala suerte”, le decían. El granjero les respondía: “mala suerte, buena suerte, quién sabe”.

Unos días más tarde el caballo regresó trayendo consigo varios caballos salvajes. Los vecinos fueron a casa del granjero, esta vez a felicitarle por su buena suerte. “Buena suerte, mala suerte, quién sabe”, contestó el granjero.

El hijo del granjero intentó domar a uno de los caballos salvajes pero se cayó y se rompió una pierna. Otra vez, los vecinos se lamentaban de la mala suerte del granjero y otra vez el anciano granjero les contestó:

Días más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejército. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota. Los aldeanos, ¡cómo no!, comentaban la buena suerte del granjero y cómo no, el granjero les dijo: “Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?”.

y con esta pregunta lo dejo abierto a la reflexión

#FelizJueves!

Amanda Palazón

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